Circulamos con nuestro vehículo normalmente y de repente el coche se queda sin fuerza ni potencia e inmediatamente se enciende la luz de avería motor.

A partir de este momento parece que nos hubieran cambiado el motor por uno menos potente, como si nos hubieran quitado el turbo. 

La unidad de mando de motor procesa los datos que recibe de los sensores y vigila que estos estén dentro de los márgenes óptimos de funcionamiento.

Cuando algún dato se sale de los márgenes óptimos de funcionamiento, la UCE, mediante los actuadores, varia el funcionamiento del motor para intentar que todos los valores sigan dentro de la normalidad.

Cuando la UCE no es capaz de controlar el funcionamiento y algún valor se sale de las tablas, esta registra una incidencia en la memoria de averías y dependiendo de la importancia de este dato tomará decisiones diferentes.

Cuando la UCE registra la incidencia, además comprueba el grado de importancia de la misma. Dependiendo del fallo la Unidad de Mando puede activar el programa de emergencia para evitar daños mecánicos o un exceso de contaminación. 

Cuando el programa de emergencia se activa, el primer síntoma es la falta inmediata de fuerza en el motor, ya que la UCE modifica el mapa de inyección y hace funcionar el motor con una potencia limitada.

Por lo tanto en la mayoría de los casos la falta de fuerza no es debida al defecto en si, sino a una decisión de la Unidad de mando. 

Suele ocurrir que cuando detenemos y paramos el motor, al volver a arrancar y circular en carretera la falta de potencia desaparece. Esto se debe a que la UCE siempre que arrancamos el motor funciona con el programa normal y por lo tanto mientras que no se vuelva a producir la incidencia no activará el programa de emergencia. Aún así en la memoria de avería continuará la incidencia registrada.