Medidor de masa.

El medidor de masa es el encargado de medir el volumen de aire que entra en el motor. Es una de las magnitudes básicas para calcular la cantidad de combustible a inyectar y una medida incorrecta podría suponer un volumen muy alto de carbonilla.

Inyectores.

Si los inyectores no pulverizan perfectamente el combustible, se producirá un aumento de las partículas de hollín.

EGR.

La función de la EGR es la de introducir un volumen determinado de gases de escape en la admisión. Si este sistema no funciona bien podría provocar la obstrucción del filtro DPF.

Conductos de admisión.

Si tenemos circuito de admisión no estanco provocaremos que el medidor mida más volumen de aire del que realmente entra en el motor. Esto provoca que parte del combustible inyectado no se queme y se convierta en hollín.

Turbo.

Un turbo en mal estado puede provocar la formación de carbonilla. También puede tener fugas internas de aceite que impregnen el DPF y al cristalizarse haga imposible su limpieza.

Solo mediante un equipo de diagnostico avanzado y un procedimiento de trabajo profesional, conseguiremos descubrir cual es el motivo por el que el DPF no realiza las regeneraciones o bien se ha obstruido.

En muchos casos nos encontramos con solicitudes de presupuesto para el cambio del DPF cuando realmente el problema es otro diferente y el DPF es perfectamente recuperable mediante una regeneración forzada.

Nuestra recomendación es localizar el origen del problema y solucionarlo para posteriormente intentar realizar una regeneración forzada ó limpieza del DPF. En la mayoría de los casos el sistema es totalmente operativo sin la necesidad de sustituir el filtro de Partículas.

Cuando los filtros de partículas se saturan en un alto porcentaje, la unidad de mando bloquea el proceso de regeneración estándar y hace que solo sea posible la regeneración mediante el proceso forzado que solo es posible activar mediante el equipo de diagnosis.